Madrid tiene esa dualidad de gran urbe. A primera vista, parece dibujada con líneas de hormigón y asfalto, siempre inquieta y en movimiento, una ciudad que nunca duerme. Por otro lado, puedes descubrir que, entre tanto bullicio, la ciudad esconde auténticos refugios verdes donde el tiempo parece ir más despacio y la vida por momentos se detiene.
En otoño esta realidad se hace más palpable. Los parques de Madrid se llenan de tonos dorados, ocres y amarillos en hojas que se constituyen en auténticos sembrados y alfombras que crujen bajo las pisadas de sus visitantes. Son pequeños oasis que nos cuentan la historia de la villa, de su gente y de lo que ha visto pasar a lo largo de los siglos.
Por eso, te aconsejo que cuando planifiques tu viaje, no te quedes solo con los imprescindibles turísticos. Pasea sin prisa por el estanque del Retiro, piérdete por los caminos de la Rosaleda del Parque del Oeste, o quédate mirando cómo el sol se refleja en el lago de la Casa de Campo. Son momentos que no caben en ninguna guía, pero sí en la memoria.
Al final, lo que hace especial un viaje no son solo los lugares que visitamos, sino las sensaciones que nos llevamos de vuelta.
Aquí te dejo alguno dos de mis sitios favoritos que debes ver si estas este otoño en Madrid:
- Parque de el Buen Retiro
- El parque de la Casa de Campo
Parque del Retiro: Ver el Central Park madrileño.
Si hay un lugar en Madrid donde desconectar, ese es el Parque del Retiro. Lo que en su día fue una finca de recreo de la monarquía española, hoy es el gran pulmón verde de la capital y uno de los espacios más queridos por madrileños y viajeros. Situado justo detrás de la Puerta de Alcalá, este oasis urbano combina historia, naturaleza y arte en un entorno que invita a detener el tiempo.
Visitar el Retiro no es algo que se haga deprisa. Aquí todo te anima a pasear con calma, a sentarte en un banco bajo la sombra de los árboles o a observar la vida que fluye entre músicos, deportistas y familias. Hablar del Retiro es hablar de uno de los parques históricos más importantes de España, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO junto al Paseo del Prado.
Sus avenidas, estanques y monumentos esconden siglos de historia y rincones llenos de encanto. Desde el Palacio de Cristal hasta el Estanque Grande, donde las barcas reflejan la luz del atardecer, cada paso te conecta con la esencia más tranquila y verde de Madrid.
Aquí te dejo qué ver y qué hacer en el Retiro, ese maravilloso Central Park madrileño que conquista a todos los que lo visitan.
El Estanque Grande: El corazón del Retiro.
Comienza tu visita por su famoso Estanque Grande del Retiro, uno de los lugares más emblemáticos del parque y de toda Madrid. Desde allí, la vista es de postal: una amplia lámina de agua rodeada de frondosos árboles y presidida por el majestuoso monumento a Alfonso XII, que se refleja sobre el estanque al atardecer. Siéntate en las escaleras de mármol y déjate envolver por el ambiente: parejas remando en barca, músicos callejeros tocando melodías alegres, familias paseando y turistas capturando cada rincón con sus cámaras.
Justo en la parte opuesta del estanque, te recomiendo caminar por uno de los paseos más animados del parque. Aquí encontrarás caricaturistas, tarotistas, titiriteros para los más pequeños y artistas callejeros que parecen auténticas esculturas vivientes. Este tramo del Retiro siempre está lleno de vida, color y creatividad, especialmente los fines de semana.
No te vayas sin alquilar una barca: es una de las experiencias más típicas y divertidas que puedes vivir en Madrid. Desde el agua, las vistas del monumento y del entorno son realmente especiales, sobre todo cuando cae la tarde.
Después del paseo, nada mejor que sentarte en una de las terrazas del Retiro. Pide una caña bien tirada o un refresco y disfruta del momento. Desde allí, podrás observar cómo la vida madrileña transcurre sin prisa, entre risas, conversaciones y el murmullo de las hojas movidas por el viento.
El Palacio de Cristal.
Avanza hacia el Palacio de Cristal, uno de esos lugares que parecen detenidos en el tiempo y que, sin duda, cautivan a todo el que lo visita. Su estructura, ligera y majestuosa a la vez, combina hierro y cristal en un diseño que recuerda a los antiguos invernaderos de finales del siglo XIX. Este rincón del Parque del Retiro fue construido en 1887 para albergar una exposición de flora tropical procedente de Filipinas, y hoy acoge exposiciones temporales organizadas por el Museo Reina Sofía.
El entorno que lo rodea es pura magia. Durante el otoño, los cipreses de los pantanos que crecen junto al estanque se tiñen de tonos rojizos y ocres, creando un reflejo hipnótico sobre el agua. Es habitual ver ocas blancas y cisnes negros nadando en la superficie, aportando una serenidad casi poética al paisaje.
Tanto si vas en pareja, con amigos o simplemente quieres disfrutar de un momento de calma, el Palacio de Cristal es un lugar perfecto para hacer una pausa, tomar fotos o simplemente contemplar el reflejo de la luz sobre el vidrio y el agua. Desde mi punto de vista, es uno de los rincones más fotogénicos y encantadores del Retiro, un espacio donde naturaleza, arquitectura y arte se funden en armonía.
Jardines ocultos y rincones curiosos.
Por último, pero no menos importante, te recomiendo perderte por los Jardines de Cecilio Rodríguez, uno de los rincones más elegantes y tranquilos del Retiro. Este espacio combina el encanto clásico con la serenidad de un jardín andaluz: fuentes, pérgolas cubiertas de flores y senderos perfectamente cuidados. Lo más especial, sin duda, son los pavos reales que pasean con total libertad entre los visitantes, desplegando sus plumas de colores bajo la luz del sol. Es un lugar ideal para relajarse, hacer fotos o simplemente disfrutar del sonido del agua y el canto de los pájaros.
Muy cerca de allí se encuentra la antigua Casa de Fieras, un sitio con mucha historia y, para muchos, uno de los rincones más curiosos del parque. Este edificio fue durante más de cien años el primer zoológico de Madrid, hogar de animales exóticos que asombraban a los visitantes de la época. Hoy funciona como centro cultural y biblioteca, pero aún conserva restos de su arquitectura original, testigos silenciosos de un pasado sorprendente que muy pocos conocen.
Otro plan imprescindible es alquilar una bicicleta y recorrer el parque a tu ritmo. Puedes hacerlo con el servicio público BiciMad o en alguno de los locales de alquiler que encontrarás en la calle O’Donnell. Recorre el Paseo de Coches, la gran avenida del Retiro, y disfruta del ambiente vibrante que lo llena de vida: familias paseando, deportistas entrenando, patinadores y lectores descansando bajo la sombra de los árboles. Es una forma perfecta de sentir el pulso del parque y descubrirlo desde otra perspectiva.
Y si eres de los que disfrutan con las curiosidades, no te vayas sin visitar una de las obras más singulares del Retiro: la escultura del Ángel Caído. Situada precisamente en este paseo, es una de las pocas estatuas del mundo dedicadas al demonio. Su ubicación tiene un detalle que no pasa desapercibido: se encuentra exactamente a 666 metros sobre el nivel del mar. Coincidencia o no, este dato ha alimentado su leyenda, convirtiéndola en una parada obligatoria para quienes buscan los secretos más intrigantes de Madrid.
Casa de Campo — el pulmón verde de Madrid.
Con sus 1.800 hectáreas de extensión, la Casa de Campo es el parque más grande de Madrid y supera en tamaño más de diez veces al famoso Retiro. Este inmenso espacio verde es un auténtico pulmón natural situado a escasos minutos del centro, donde los madrileños acuden a practicar deporte, pasear, hacer picnic o simplemente desconectar del ritmo urbano.
Durante siglos, la Casa de Campo fue una finca de caza de uso exclusivo de la realeza, aprovechando su cercanía al antiguo Alcázar de Madrid, el edificio que más tarde daría paso al actual Palacio Real. No fue hasta el siglo XX cuando se abrió al público, convirtiéndose en uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad y en un punto de encuentro entre naturaleza e historia.
Hoy, este enorme parque es un verdadero refugio dentro de la capital: alberga rutas para senderismo y ciclismo, zonas de descanso con vistas espectaculares, áreas infantiles, merenderos, el Teleférico de Madrid, el Zoo Aquarium y el Parque de Atracciones. Además, cuenta con un gran lago artificial donde se pueden alquilar barcas o disfrutar de una comida frente al agua en alguna de sus terrazas.
Ya sea para dar un paseo tranquilo, hacer ejercicio o pasar el día al aire libre, la Casa de Campo ofrece una experiencia completa que combina historia, naturaleza y ocio, convirtiéndose en uno de los lugares imprescindibles que ver en Madrid si te gusta disfrutar del verde sin alejarte de la ciudad.
Primera parada: El Lago de la Casa de Campo.
Mi recomendación es empezar la visita por el Lago de la Casa de Campo, sin duda uno de mis rincones favoritos de Madrid. Este amplio estanque, rodeado de árboles y terrazas, es el corazón del parque y uno de los lugares más agradables para disfrutar de la naturaleza sin salir de la ciudad.
Planazo: siéntate en alguna de las terrazas o bancos frente al agua y contempla cómo el sol se refleja en la superficie del lago mientras la vida madrileña fluye a tu alrededor. Desde aquí podrás disfrutar de uno de los mejores skyline de Madrid, una vista única en la que se dibujan algunos de los edificios más representativos de la capital:
- Palacio Real
- Catedral de la Almudena
- Iglesia de San Francisco el Grande
- Edificio España
- Torre de Madrid
- Edificio Telefónica
Con el sol de la tarde, una bebida fresquita y el sonido del agua de fondo, la escena no puede ser más perfecta. Es un plan sencillo, pero con ese encanto que hace que te olvides de que estás a pocos minutos del centro de la ciudad.
Opciones para completar el plan:
- Alquilar una barca y remar por el lago, disfrutando de una perspectiva diferente del entorno.
- Hacer una ruta en bicicleta por las sendas y caminos de tierra que rodean el lago, ideales para quienes disfrutan del aire libre y el deporte.
- Caminar sin prisa mientras los patos y cisnes te acompañan, observando cómo los locales entrenan, pasean o simplemente descansan bajo la sombra de los árboles.
La zona del lago es, sin duda, uno de esos lugares donde el tiempo parece detenerse. Aquí se mezcla la historia, el paisaje y el auténtico espíritu madrileño: ese equilibrio entre la calma del verde y la energía de una ciudad que siempre sabe cómo disfrutar.
Segunda parada: El Teleférico, un vuelo sobre Madrid
Siguiendo con nuestro recorrido, desde el lago de la Casa de Campo puedes caminar apenas unos minutos hasta llegar a la estación del Teleférico de Madrid, uno de los planes más originales y agradables para disfrutar de la ciudad desde otra perspectiva. Te recomiendo sin duda subirte: aunque pueda parecer una actividad turística, la experiencia sorprende incluso a quienes viven en Madrid.
Durante el trayecto, el Teleférico cruza el río Manzanares y sobrevuela la vegetación de la Casa de Campo, regalando unas vistas espectaculares del paisaje urbano y natural. A medida que asciendes, la panorámica se vuelve impresionante: podrás contemplar el Palacio Real, la Catedral de la Almudena, el Templo de Debod y los edificios más representativos del centro de la capital. Todo desde el silencio y la calma que solo se vive suspendido sobre el verde.
El recorrido dura unos diez minutos, tiempo suficiente para disfrutar del horizonte y hacer fotos inolvidables del skyline de Madrid. Si subes al atardecer, la experiencia se multiplica: la luz cálida del sol cayendo sobre los tejados y el reflejo dorado en los cristales crean una estampa realmente mágica.
El Teleférico conecta la Casa de Campo con la zona de Pintor Rosales, muy cerca de la Plaza de España y el Parque del Oeste, por lo que puedes aprovechar para continuar la ruta y descubrir otros rincones emblemáticos de la ciudad.
Sin duda, es un plan perfecto para completar tu visita: una experiencia sencilla, visual y diferente, que combina naturaleza, historia y una de las mejores vistas aéreas de Madrid.
El Retiro y la Casa de Campo: los dos pulmones verdes que hacen respirar a Madrid
Después de recorrer ambos parques, queda claro que Madrid no solo se vive en sus calles, sino también en sus espacios verdes. El Retiro y la Casa de Campo son dos caras de una misma ciudad: una más elegante y artística, la otra más salvaje y abierta, pero ambas igual de imprescindibles para entender la esencia madrileña.
El Parque del Retiro es historia, arte y calma. Un jardín donde cada paseo se convierte en una experiencia sensorial: el reflejo del Palacio de Cristal, las barcas del estanque, los músicos improvisando entre los árboles… Es el refugio perfecto para desconectar en pleno corazón de la ciudad.
La Casa de Campo, en cambio, es libertad y amplitud. Un bosque urbano donde el aire huele a pino, donde puedes remar, pedalear o volar sobre el paisaje en el Teleférico. Es el Madrid más natural, ese que invita a perderse sin prisa y a redescubrir la ciudad desde otra perspectiva.
Y si algo está claro, es que para disfrutar de estos planes al máximo, lo mejor es hacerlo libre de cargas, sin maletas ni bolsas que te limiten. Caminar sin peso, con las manos libres y la mente despejada, te permite sentir la ciudad con todos los sentidos y aprovechar cada rincón.
Ya sea disfrutando de un paseo tranquilo por los senderos del Retiro o viendo el atardecer reflejado en el lago de la Casa de Campo, ambos lugares comparten algo esencial: esa capacidad de hacerte sentir fuera del mundo, pero sin salir de Madrid.
Así que, si buscas un plan auténtico, cercano y lleno de vida, empieza por uno y termina en el otro. Porque en Madrid, los parques no son solo pulmones verdes: son el alma abierta de una ciudad que siempre sabe cómo regalarte un respiro.
Madrid te espera con los brazos abiertos. Ya sea paseando entre los reflejos del Retiro o respirando la libertad de la Casa de Campo, cada rincón de la ciudad tiene algo que contar. Tómate tu tiempo, viaja ligero y deja que Madrid te sorprenda sin prisas. Porque los mejores recuerdos siempre llegan cuando simplemente te dejas llevar.
Hasta pronto querido viajero!




